Escribir, hasta que te sangren las sienes.
Desparramar las hojas sobre la mesa.
Que se vuelvan cartas, que sean futuro,
que empiece a girar para que duela menos.
Desde las burbujas de la levadura somos.
De tierra y cadencia. Notas de voz, presente,
pequeñas rodajas de realidad dimensionada.
Otro de esos abrazos de vida y nada más
Me extraño ahí abajo, haciendo de nubes
un puente, una versión retorcida de mí.
De deseo y descanso, preciso activar.
Que vuelva a girar como cuando era chico.
Explotado me miro desde el reflejo y van
más de mil intentos, con los garfios de humo.
Tan redondo, pero bruto, como un concepto
como un juego de dados, el miedo sin forma.
No quiero vivir paralizado, quiero que gire
loca de movimiento y progreso, controlada.
Quiero que esto también pase de nuevo
y que se lleve el barro de la alfombra nueva.