Apagó mal el cigarrillo. De la punta seguía saliendo humo y se molestó para los adentros, pero no fue capaz de mover la mano y terminar el trabajo que había dejado por la mitad. Ella, del otro lado, seguía esperando que termine de responder el mensaje, él se interrogaba:
¿Esto es coger después de los 30?
un contrato de alquiler
el humo del porro, contarnos las cosas
medir la longitud de las cicatrices
ocultarse en los puntos ciegos
propios de una fiebre explícita
Coger después de los 30
llegar a la nueva etapa, con frescura,
de la libertad de los cuerpos
de las sábanas gastadas y transpiradas
querer ser pequeños de nuevo
¿Qué era lo que generaba locura?
No somos ni la tercera guerra mundial
ni el peligro de un virus suelto por ahí
ni la noticia de moda que le llena la boca
de placer a una vieja chismosa de barrio
nos juntamos porque no sabemos cómo es
aunque nos avasallamos por lo que debe ser
¿Es el éxito, coger después de los 30?
Un discurso político
Nuestro cuerpo malformado
La luxación de las ideas
El sufrimiento del otro
La culpa almidonada, el encuentro.