Atte. Colores:
Recuerdo tus manos manchadas acariciándome el pelo. Creo que una parte dejó de sentir en ese colectivo.
“Sos mi persona favorita”
Me es inevitable enfrentarme al tiempo como un continuo, sin vos, con las películas que nos hicimos y nos prometimos. Ahora escribo en la multitud y amaría el trato que me deje mudo y manco a cambio de que las cosas hayan sido diferentes. No sé, recuerdo la magia que tenías para evadir escucharte y mi fuerza bruta para entrar en las conversaciones.
Hay una línea punteada que me limita de andar haciendo boludeces. Las hago igual y me traiciono con un gusto a sangre en la boca que me da asco pero me encanta. Me la muerdo cada vez que el pulgar se mueve solo.
Pero me encanta saber que estás bien, bien lejos pero bien. Por sobre todo, amo arrancarme la cascarita de la templanza para que supure la ansiedad.
Siete veces por semana sueño que te mando mensajes diciendo que no me quiero despertar. ¿Habrase visto tamaño pelotudo?
Florecieron los girasoles pero no quise escribirte. Murió la reina pero no quise escribirte. Bajó la espuma del miedo pero no quise escribirte. Te excede cualquier intento de ser escrita. Sos de los sonidos y los colores, mientras yo tengo la muñeca muerta y el lápiz sin punta.
Extrañamente, el mundo está en otra y no se da cuenta. Espera el subte en Urquiza con la esperanza de que no llegue nunca, de volver a oler hibiscus y sonrisas, de darle un beso a los bichos y mostrarte contento la mejor forma de robarse una planta.
Espero que estés bien, muchas gracias.