La templanza de un futuro sabido,
La inquietud de la espera fortuita,
La mediación del tiempo presente.
Se detuvo a oír el viento que recorría inmune
los escalones que rodeaban la torre inmensa
arrastrando consigo mil lenguas conocidas.
Sostuvo el celular hasta que dejó de sonar
en la pantalla chorreaban pixeles de extrañeza
demasiada tensión para una sesión comunicativa
Sobre los hombros llevaba el peso de Dios
La gracia del entendimiento para que todos
al empujar fuesen uno creando titanes.
Se mojaba la frente con refrescante aversión
otra vez sentía como se le clavaba en las tripas
el fuego de la ansiedad, el miedo y el sinsentido
La sombra de Babel que encuentra nimio al rey
el grito del capataz, la sangre y la grieta del látigo
la textura de la soga y lo ominoso del cielo cercano
Era una máquina deseante y solitaria, ignorante,
retorcida en diatribas de la noche moderna iluminada
expectante del berretin de la hora despierta y tardía
El sujeto arrojado a su realidad.