A: Besala como sabés…
B: No mientas más, date cuenta que no es así.
A: Claro, porque tenes tanta idea del mundo… ¿Y cómo vas a hacer?
B: No sé, quizá los mire mal, a veces me dan ganas de hablarles.
A: Pero ya está, ya cruzaste, no vale mirar para atrás.
B: Sin embargo, quizá, nunca aprendan.
A: Quizá no tengas que explicarles nada. Dejalos que inviertan el tiempo, después de todo, vale la pena soñar.
B: ¡Qué gran verdad dijiste! Igual no la entiendo, no es cuestión de logos amorales, va mas allá, va mas…
A: ¡BASTA!, poné un poco de música y no gastes el tiempo. ¡Estúpido!
B: Como si fuese cuestión de poner música y escribir. Qué ilógico que sos. No te voy a entender jamás.
A: Dame un segundo a ver… sisisi, éste va seguro…
* *La ley innata* *
B: ¡despertate! te quedaste dormido de nuevo.
A: Sí, probablemente no sepa cómo seguir, disculpame…
B: ¡ma’ qué disculpame! me venís a dar cátedra de la vida y reposas ahí… estamos haciendo arte, tonto… ¿quién sabe? quizá estemos cambiando el mundo, y me venís con esas cosas.
A: No, a este ritmo nunca me vas a entender… no pretendo que sigas perdiendo el tema… buscá lo que necesites y andate. Hacé las cosas bien, no seas tarado.
B: No importa, cerrá los ojos y seguí durmiendo, ya sé cómo cerrar la puerta…
A: Dá dá…. besal….