Dadivosa forma de llamarme
estas ahí, ciega impoluta
rodeada de lenguas de fuego
tirando rayos, confundiendo
la posibilidad de encontrarte
tirada, sangrando lágrimas,
de vino, de gillete, de ebria
húmeda, radioactiva de amor
despreocupada del viento
con el vientre del -y al- aire
y los pechos auroladeados
con la espuma más podrida
del condado más turbio
bañada de música al palo
con la angostura de la sien
apoyada en los fríos azulejos
vomitada de sentimientos
insensible, objetiva de sueños
pidiendo a gritos atención
de nena chica, rulos tristes
labios rojos y ojos maquillados
seguí jugando, seguí y morite
de ganas de estar bien