Es inevitable pensarte al menos una o dos veces por día. Y eso que trato de armarme un cucurucho defensivo alrededor que me haga pensar en otras cosas. Pero siempre encontrás la manera, aunque sea de refilón, para aparecerte un cachito. Se me escapa. Quiero estar disfrutando las cosas y es inevitable sentirte, como la hiedra, tomando centímetro a centímetro el lóbulo temporal. Ahí, bien de mañana, haciéndote la carpita, presente.
¡Fuck! Combustible emocional.
Llega un punto donde pierdo un poco los límites y me tiro de cabeza a creerte cómo son las cosas. Abro todas las puertas y ventanas para que pase la corriente y se lleve todo. Las paredes tiemblan durante un ratito y yo aferradísimo al ancla. Como el último pedacito de tierra firme. Y vos, toda inocente pasas por ahí, surfeando una ola, sin que siquiera te roce la duda. ¡Mentira! pero caigo porque me cabe.
“Qué loable mantener la compostura en este mundo descompuesto” Se me escapa sin razón de ser. Loca, libre, por el campo indómito. Rabioso quedo a la expectativa, pero se te nota en los ojos. Te sobraron sonrisas cuando se cayó el ascensor. Ruedo como un tarro vacío, con ese sonido hueco. Te moriste por abrazarme, me lo dijeron tus pelitos cuando me rozabas. Ninja mental sigilosa. Nunca quise sacar a patadas lo que había. Me salió así, en la soledad berreta de los domingos de ramos de flores.
Sos insaciable de a dos veces por día. Lenta pero intermitente. Al punto que me gustaría no ser una antenita para estas cosas. Típicas de la incomodidad y del enamoramiento repentino. Mi razón perdida, berrinche de locurita. Casi como un meme, qué lindo verte pasar a saludarme, motivo de olvido de todo lo demás.
Muy bueno !!! 👍🏻👍🏻👍🏻