[Lo indecible] 5-8-14

Miro el espejo, miro detrás del espejo, no hay espejo. Hay un sujeto desconocido que mira detrás del reflejo buscando encontrar detalles, barba de un par de días, labios prominentemente carnosos, lóbulos puntiagudos en las orejas, pelo rebelde y mal cortado, mirada que penetra hasta el alma; dejando a medio camino retazos de pensamientos.

“No quiero que me lloren” es pensado el sujeto, mientras unas impresiones le abrazan el rostro. El cuerpo es tan débil y frágil. Siente cómo se asemeja a hojaldre la piel. El velo cae dejando la carne expuesta, los huesos del codo se asoman entre los vestigios de lo que lo hace humano: El lenguaje.

Sobre sus pies anidan veranos completos de tardes repletas de canciones que completas alojan mujeres repletas hasta el hartazgo. Una falange rebota contra el empeine y rodando se esconde debajo del mueble del espejo. Los tatuajes que cubren las piernas se decoloran y pierden el sentido de pertenencia y propiedad, se desdibujan tomando formas y significados desconocidos. Capa tras capa, una más transparente que la otra, va limpiándose de sí. El sujeto cambia. El sujeto muere y reencarna.

En el piso yace la vacancia y el relleno. Se siente poesía, se borra a sí mismo. Le duele errar y obligarse a deambular en su cuerpo. En las palmas de sus manos el vacío pesa y forma llagas que escurren un bordó que (le recuerdan a su madre indicándole cómo pintar, como formar colores “el trazo: suave, despacio, redondo”, “el Bordó: rojo cadmio y violeta, rojo carmín y siena”) a medida que caen manchan los desechos de ser.

Las cejas se inclinan y se sueltan, mostrando cómo el líquido de los globos oculares se escapa y va a parar a la cavidad bucal. Por ósmosis el líquido entra, el hombre por definición es sordo y el humo sale por la nariz para mezclarse con el vaho del ambiente. En el pecho los pectorales se elevan como mariposas y un corazón sale expulsado para reventarse contra la pared del ambiente, liberando vapor a presión para todos lados. De la nuca hasta la frente se abre, mecánicamente como una compuerta, la tapa del cofre mientras hace un chirrido que aleja las ratas morbosas que se acercaron pisando las maderas del contrapiso, esquivando sustancia, para ver el espectáculo.

En lugar de cerebro hay una máquina, procesando cada suceso del sistema, dando explicaciones a todo A*B*X=Z. Las uñas que quedan se levantan como queriendo revelarse al sometimiento de ser olvidadas herramientas de caza e impulsan a clavarse en el papel tapiz, en un movimiento de animal desesperado. Las rodillas se luxan y la torre cae incendiada mientras que los pulmones se convierten en fuentes que emanan agua de alguna sed de alguna vez. El incendio se apaga y solo quedan cenizas, entre ellas Resuena un grito y todo se vuelve a reconstruir, a reescribir, a rematerializar. Vuelvo a abrir los ojos, ahí sigue el espejo y acá sigo yo.

One thought on “[Lo indecible] 5-8-14”

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *