Estaba enojada. Se sacó las chatas y las revoleó abajo de la cama. Al instante se arrepintió por la deuda de voluntad que tenía para cuando las tuviese que buscar. Se dejó caer de culo sobre la cama y con la mano derecha se tapó los ojos. No quería tener nada que ver. No paraba de pedir que la tierra la trague. El suelo no se movió.
Fue un breve momento de vergüenza, nada más.
Por lo que se dejaba entrever la situación, se podría decir que el hombre desintegró un palo de buena madera contra la nuca de otro. Pollock de sesos. La pared recién pintada y ya habían hecho chanchada.
Sin necesidad de riberetes, un palazo en la nuca.
Pasó los canales en el televisor viejo durante un rato. Aburrido se llenó el vaso de amargo patagónico y se rascó el muslo. Después de beber un sorbo se quedó con los codos clavados en la mesa, cabeza en medio. Con algunos dedos se abrazó la nuca como si algo hiciera presión. No quería tener que madrugar.
Pasamos toda la vida buscando formas creativas de decir las cosas.
Pensaba que quizá después de mucho tiempo, el silencio haría de las suyas y borraría los recuerdos que habían construido. Que se apagaría la última isla de neuronas que sostenían la experiencia compartida durante tanto tiempo. Que la enfermedad sería clemente y no le avisaría en el momento, ni nunca. Sigilosa arrancaría la etiqueta y no habría más sensación de vacío.
La senilidad idiota cree que puede con el gran…
El sueño fue tan fuerte que me despertó. Yo miraba hacia la oscuridad y la oscuridad estaba en todos lados. Pensé que había dormido 3 días pero apenas habían pasado 4 horas. Todavía tenía el gusto amargo en la lengua del viaje disolviéndose de a poquito. Había soñado mucho y me sentí confundido. La sensación de querer volver a terminar lo que había quedado inconcluso me perturbó muy fuerte. No sólo no volvería, si no que me lo había inventado durante un rato para no entretenerme dormido.
Persigue tus sueños.
— Es como un cable que sale de una nubecita, que se conecta con “algo” que tiene en la coronilla. La puedo ver sólo si la miro de reojo. Mientras tanto ella hace lo que estaba haciendo. Es como un aura que la acompaña a todos lados y le dice cosas. No recuerda en seguida, pero después, mientras se esta bañando suele pegar un grito para que le alcancemos un cuaderno. Ahí nomas se pone a dibujar diagramas y a escribir con las manos húmedas.
Ya van 7 veces que gana la lotería.
¿Nuestra historia será contada con subtexto y llamadas al pié de página?