Se mordió la lengua. Lo hacía cada vez que revisaba el backup a modo de placer culposo. Acevedo encontraba a los placeres culposos como el tipo de conductas que uno ejecuta cuando está solo, bajo juicio personal sabiendo que con el juez está todo charlado. No estaba equivocado, los placeres culposos podían encontrar en la fantasía un aliado perenne y esto era un fucking llamado a la acción.
Un bloc de notas decía:
Es como encontrar un pequeño recodo
un bug del sistema, un pedacito de infancia
es otra de las formas que engancha la historia
en esos pires locos de la trama, donde salta la lente
es altabear entre las ventanas y problematizar idioteces
pintarse el nombre en colores cuando tenés la garganta verde
Es la evidencia más clara del paso del tiempo y que se envejece bien
es un cementerio de zumbidos, una historia atrás de otra, es una vacancia
es lo que no se dice pero se escribe para no pasar vergüenza porque no es por ahí
es un caramelo y una catarata y una escalera y un espejo y una fantasía y una incógnita
es pararse frente a uno mismo, cerrar los ojos por todo lo que fuimos, sentir de nuevo, ilusionarse
Creer que uno puede superarse, dar un paso y otro, confiar en la reflexión, en la mirada para adentro y ser.