las alimañas del bioterio
Te recuerdo, alunada, inmiscuida en una de esas luchas de espadas de miel. Tajeando con una caricia en mis sienes, al pié que pisa el vidrio una de esas noches que no podemos dormir por el ruido de la calle.
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Lamernos
como dos idiotas
arrancando las costillas
Mordernos
hasta el hueso
de la inocencia herida
Confunde un poco. Titila.
Olvidate, es todo mentira, no hay camino.
Porque derecho. ¿Derecho?
derechos eran los de antes…
Vos podías mirar a alguien a los ojos y sentir.
Me acosté deseando, me desperté conmovido.
Con la piel llena de arrugas, ajado, como un diamante débil.
Las teclas, blancas y negras, sufrían la presión.
Una voz se asomaba por los parlantes que era un rugido.
Hay belleza.
Los vecinos no duermen.
Dejan escapar entre las rendijas
pequeños haces de luz.