Estar ciegos un cachito
esperando que los labios guíen
con los brazos enredados
limando los bordes del cuerpo
Tener la decencia del momento.
Atenerse a la súbita presencia del cierre
para evitar los dedos y el encuadre
de una cadera levemente torcida
Beber del mate de chapa y del reloj,
recordar para reírnos de los ignorantes,
desenojarnos de nosotros mismos,
puede que sea una buena aventura
¡Qué bueno que volviste, Clara!
Hacía tanta extrañeza de futón,
Que me estaba olvidando cómo era…