[Soy de tarde, tiempo y temple] 16-4-19

Quiero escribir el perfume que hace el verano. Te lo juro. Vuelo de fiebre de pensar en mezclar el vuelo del vientito de las 7 de la tarde con la humedad que habita entre la piel y la ropa después de haber estado un buen rato al sol. En la pestañas esos abrojos que se te enganchan a la remera y encima nuestro miles de algodones blancos.

Quiero pintar un cuadro de nosotros contentos, donde la música salga por los bordes de otra manera que no sea un pentagrama. Algo más orgánico, como unos pelitos que se erizan al casi-contacto, como un trueno que anuncia lluvia, esa sensación en los codos que te da cuando te golpeas con el borde de la mesa.

Quiero declarar que estoy loco y que todo esto es un sinsentido llevando una trompeta violeta bajo el brazo. Así rompo en fanfarrias en la cara de los guardias cuando me lleven preso y mueran de risa por el chiste. ¿Quién sería capaz de esconder una trompeta violeta en un smoking alquilado?

Quiero grabar una película donde salga clarito un manto de rocío. Una película que te enseñe a vivir tranquilo de sorbo en sorbo, seca a seca, beso a beso. Donde hay quioscos 24 hs que te venden sueños para comprar a la madrugada y comer con las facturas y un cafecito. Sueños a elección para el que se anime.

Voy a hacer todo eso y un toque más. Voy a tocar los colores. Con solo estirar la mano los voy a convencer de que se vengan a pasear conmigo. Los voy a llevar agarrados de las orejas con caricias de trasnoche, para que sientan lo flashero que es despegarse del piso. Patalearán sobre la oscuridad con sus pequeñas patitas de rayo de luz.

Cuando lo haga voy a gritar tan fuerte que el eco va a quedar atrapado en el vacío, confundido de sí, pensando en lo que dirán los demás. Le voy a explicar al tiempo que crecer es una trampa pero que es inevitable y tiene final feliz. Para que pase, que hay luz, que está abierto.

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